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lunes, octubre 13, 2014

El suicidio en la Divina Comedia de Dante

Dante junto a Virgilio en el segundo recinto del séptimo círculo



Entran en la selva dolorosa, cuyos árboles son las almas de los suicidas o violentos contra sí mismos. Uno de ellos, Pier della Vigna, cuenta a Dante su historia y le explica el castigo de la transmutación de las almas en árboles y lo que ocurrirá con sus cuerpos en día del Juicio Final.

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  No había llegado aún Nesso a la otra parte, cuando penetramos en un bosque que no estaba surcado por ningún sendero. El follaje no era verde, sino de un color oscuro; las ramas no eran rectas, sino nudosas y entrelazadas; no había frutas, sino espinas venenosas.
.....

 Por todas partes oía yo gemidos, sin ver a nadie que los exhalara; por esta razón me detuve atemorizado. Creo que él creyó que yo creía que esas voces eran de gente que se ocultaba de nosotros entre la espesura; y así me dijo mi maestro:
- Si rompes cualquier rama de una de esas plantas verás lo equivocados que son tus pensamientos.
  Entonces extendí la mano hacia adelante, cogí una ramita de un gran endrino y su tronco exclamó:
-¿Por qué me rompes?
Inmediatamente se tiñó de sangre y volvió a exclamar:
-¿Por qué me desgarras? ¿No tienes ningún sentimiento de piedad? Hombre fuimos y ahora estamos convertidos en troncos, tu mano debería haber sido más piadosa, aunque hubiéramos sido almas de serpientes.
.....

- ... dígnate aún a decirnos cómo se encierra el alma en esos nudosos troncos y dime además, si puedes, si hay alguna que se desprenda de tales miembros.
-Os contestaré brevemente. Cuando el alma feroz sale del cuerpo, de donde se ha arrancado ella misma, Minos la envía al séptimo círculo. Cae en la selva, sin que tenga designado sitio fijo, y allí donde la lanza la fortuna germina cual grano de espelta. Brota primero como un retoño y luego se convierte en planta silvestre; las Arpías, al devorar sus hojas, le causan dolor y abren paso por donde el dolor se exhale. Como las demás almas, cuando llegue el día señalado* iremos a recoger nuestros despojos, pero sin que ninguno de nosotros pueda revestirse con ellos. Porque no sería justo volver a tener lo que uno se ha quitado voluntariamente.  Los arrastraremos hasta aquí y en este lúgubre bosque estará cada uno de nuestros cuerpos colgados del mismo árbol donde sufre tal tormento su alma.

*Día del Juicio Final

Canto decimotercero, séptimo círculo, segundo recinto: Los violentos contra sí mismos, Infierno, La Divina Comedia de Dante.

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