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domingo, julio 28, 2013

Cortejo final





En una playa cuya ubicación no desvelaré para evitar que hordas de curiosos saturen sus blancas arenas, todos los años se produce un extraño cortejo nupcial.
Al llegar la noche, centenares de medusas se acercan a la orilla iluminadas por el plenilunio. Mueven sus faldones excitadas en lo que, saben, será una noche de amor. Cobijados bajo las rocas cercanas, un grupo de jóvenes erizos de mar olisquean temblorosos el veneno de sus amantes. Llegado el momento se sueltan y se aproximan a la mancha fluorescente. La imposible cúpula no desanima a las incompatibles parejas que se ensartan y envenenan mutuamente en la mayor orgía fúnebre de la naturaleza. A los pocos minutos cesan los chapoteos, desaparecen los brillos bajo el agua y todo vuelve a la calma.
Las gaviotas devoran los restos al amanecer para borrar las pruebas de tanto sinsentido.

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