Rainer María Rilke (1875-1926) |
Las mujeres, en las cuales permanece y habita la vida con más inmediatez, fecundidad y confianza, deben, en efecto, haber llegado a ser en el fondo personas más maduras que el ligero varón, no atraído más abajo de la superficie de la vida por el peso de ningún fruto corporal, y que, oscuro y apresurado, menosprecia lo que cree amar. Esta humanidad de la mujer, llevada adelante en dolores y humillaciones, saldrá a la luz cuando haya eliminado las convenciones de lo exclusivamente femenino en los cambios de su situación externa; y los hombres, que todavía no llegan hoy a sentirlo, quedarán sorprendidos e impresionados con ello. Un día (y de esto ya hay ahora signos prometedores, sobre todo en los países nórdicos), un día existirá la muchacha y la mujer cuyo nombre no signifique meramente una oposición a lo masculino, sino algo por sí, algo que no se piense como un comportamiento y un límite, sino sólo vida y existencia: la persona femenina.
Cartas a un joven poeta (carta séptima), Rainer María Rilke (1875-1926)
1 comentario:
Magnifico, mimarzgz
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