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jueves, enero 03, 2013

LAS OLAS - VIRGINIA WOOLF (1882-1941)




Amo,-dijo Susan- y odio. Sólo una cosa deseo. Mi mirada es dura. La mirada de Jinny se quiebra en cien mil luces. Los ojos de Rhoda son como esas pálidas flores a las que acuden las polillas al atardecer. Los tuyos crecen y rebosan pero nunca se quiebran. sin embargo estoy ya empeñada en mi búsqueda y mi propósito. Veo insectos en la hierba. Pese a que mi madre todavía me hace blancos calcetines de punto y me cose dobladillos en los delantales, y pese a que aún soy una niña, amo y odio-.
-Pero cuando estamos sentados cerca,-dijo Bernard,- tú y yo nos fundimos el uno en el otro gracias a las frases. Quedamos ribeteados de niebla. Formamos un territorio sin sustancia-.
-Veo el escarabajo,-dijo Susan.-Veo que es negro, veo que es verde. Estoy limitada a palabras sueltas. Pero tú puedes alejarte, te escapas, te elevas más alto, con las palabras y palabras en frases-.
-.Ahora,-dijo Bernard,-exploremos. Hay una casa blanca que yace entre los árboles. La casa yace ahí, mucho más bajo que nosotros. Nos hundiremos como nadadores, tocando el suelo con solo las puntas de los dedos de los pies. Nos hundiremos a través del aire verde de las hojas, Susan. Nos hudiremos mientras corremos. las olas nos cubren, las hojas de las hayas se reúnen sobre nuestras cabezas. Ahí está el reloj del establo con sus brillantes saetas doradas. Ahí están las llanuras y los picos de los tejados de la gran casa. Ahí está el mozo de cuadra produciendo metálicos sonidos en el patio con botas de caucho. Esto es Elvedon.


Fragmento de la novela Las olas de Virginia Woolf.

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