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miércoles, enero 23, 2013
ENRIQUE VIII vs ANA BOLENA
Cuando Enrique VIII se enamoró de Ana Bolena, mandó hacer una silla cuyo respaldo decía: "El dueño de esta silla tiene derecho a un beso de cualquier dama que se siente aquí". Enrique sentó a Ana en la silla y la besó. Todos miraron entonces el hermoso cuello largo de color marfil de aquella mujer hermosa, y cuentan que, acaso premoritoriamente, un ingenio de aquella Corte susurró al oído de la dama: "Pobre cisne hermoso". Era la expresión profética de lo que andando el tiempo iba a suceder con ella, con una mujer que había brillado por encima de todas en la Corte inglesa, de la que se decía que los caballeros se disputaban el agua en que se había bañado: de hecho, llenaban las jarras de plata con ella y se la repartían en vasos para beberla, en sus días triunfales.
Anécdotas de la historia - Pancracio Celdrán
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